En mi ciudad natal, que no es donde resido actualmente aunque sí que tengo ubicada allí mi oficina o puesto de trabajo habitual, de cuyo nombre vamos a prescindir porqué tampoco viene al hilo de la historia que quiero contar, a pesar de que es palmario de donde soy. El caso es que en esta soleada orilla del Mediterráneo hay una plaza de toros (para los aún menos legos en la materia que el abajofirmante: "Las plazas de toros, también conocidas como cosos taurinos, son recintos cerrados, generalmente circulares y descubiertos, donde se celebran las corridas de toros" Fuente: Wikipedia), una plaza, decía, llamada Coliseo (ahí, con ínfulas, para que parezca más grande de lo que verdaderamente es) en la que este viernes está programado un espectáculo taurino con toros, toreros, peinetas y españoladas parecidas.Ya han salido los anti de turno, en este caso antitaurinos, protestando contra la celebración de tal acontecimiento, grupo de gente que está tiznada de una tonalidad morada de tan rojos que son. Todos los fanatismos ideológicos suelen ir de la mano en cuanto a intransigencia y cerrazón de mente. Vaya por delante que no me gustan las corridas de toros, no iría ni si me regalasen las entradas, carezco de absolutamente toda cultura taurina, en general estoy en contra del maltrato a cualquier ser viviente por el único motivo de "porqué sí". En la naturaleza, pero, existe una pirámide de alimentación, los depredadores se comen a sus presas, sin plantearse si sus víctimas sufren mucho o no, se necesita para satisfacer una necesidad vital. El ser humano se encuentra en la cúspide de los depredadores por su capacidad craneal, su desarrollo intelectual, más que por su fuerza física o su velocidad. Opinan los antitaurinos que el toreo es una tortura animal innecesaria, pero las condiciones en que viven los toros de lidia respecto de los destinados al matadero habitual distan de lejos. Vivir en régimen de semilibertad, alimentado, cuidado por el profesional especialiado en la salud del animal, limpio y cuidado hasta con mimo y esmero, con un harén de atractivas vacas disponible para él, muchos querrían la suerte del gallo de este corral.
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