dijous, 30 d’abril del 2020

DEUSTCHLAND (und Geld) ÜBER ALLE

Creu un empresari d'èxit de nacionalitat alemanya, i resident a Mallorca(Ralf Becker), que no és lo mateix el turisme de gatera de s'Arenal o Magalluf que els propietaris de mansions d'Andratx. Creu que vetar als pobres és justificat però als rics…. és una afrenta. El moviment de les persones, amb independència de quants de zeros tenguin els seus comptes suïssos, està restringit a tot el territori, així hom ha de restar a casa, el lloc on resideix, sense poder fugir a la caseta de la platja, la mansió devora el camp de golf o qualsevol altre lloc de segona residència.

Aquesta actitud és versemblantment classista. El classisme és l'actitud de qui defensa la discriminació per motius de pertinença a unu altra classe social, més baixa normalment. És un fenòmen hereu del racisme, i parlant de racisme i alemanys un no pot evitar que li vengui al pensament aquell homonet del bigoti curtet i amb braç en l'aire que va fer esbucar mitja Europa a base de bombes, genocidi i el guerra. El classisme té un nom de la patologia que és, aporofobia. 

Pareixeria lògic que si la llei prohibeix el trasllat, ho fa independentment del poder adquisitiu i nacionalitat de les persones confinades. El país dels cambrers de la Mediterrània se li pugen a les barbes al superhome ari germànic amb butxaca poderosa… fins a on arribarem, obligaran a tornar a montar un invasió de països genèticament inferiors geogràficament, econòmicament, mentalment i racialment.
A la foto, una imatge del sud... Ai, el sud!

diumenge, 26 d’abril del 2020

GIMNOIDES, SEXO Y RELACIONES DEL FUTURO, LA SOLEDAD SOCIAL

Leyendo un artículo sobre una obra teatral que intenta reflexionar sobre las futuristas ginoides,
término contrapuesto a androide que denota un claro sesgo de la ideología de género que tanto
se la pone tiesa a la progresía de nuestro entorno, sus relaciones con los seres humanos desde
el plano sexual y personal. Ya existen en la actualidad muñecas sexuales japonesas (sexdolls)
a las cuales rodea una cultura propia, objeto de estudio de antropólogos, a la par  que de psicólogos.
La historia de la bella compañera sexual servicial y siempre dispuesta es tan antigua como
el milenario mito griego de Pigmalión y Galatea. Esto me lleva a reflexionar, hacia dónde vamos?

En la sociedad actual, donde la tecnología está omnipresente, estamos más conectados al mundo
exterior que al propio entorno, sabemos que un señor de la otra punta del globo terrestre
ha desayunado tortitas con sirope de arce, mas ignoramos el nombre del vecino que vive en el portal
de enfrente; las relaciones humanas se vuelven más frías y distantes a la par que la tecnología
nos comunica más y mejor con desconocidos de todo el orbe. Efectivamente, el hombre es un ser
social, pero la relación con el otro, el diferente a tí, requiere esfuerzo en dosis descomunales de
paciencia, dedicación de tiempo y recursos, y los lazos sociales son psicológicamente caros
de mantener. Ante la dificultad de enfrentarse al hostil extraño para construir un puente de
comunicación, que se vaya derivando con el tiempo en complicidad y, quizás a lo largo de años,
en amistad, agravándose la complicación aún más cuando la contraparte pudiera convertirse
en potencial compañía sexual; el hombre actual desiste y prefiere el placer fácil e inmediato que
la cibernética proporciona mediante ceros y unos inofensivos. Los robots de carácter sexual (sexbots),
que ya existen y que yo les pronostico una explosión demográfica importante y (re-)evolución
tecnológica hacia su "humanización" mediante la inteligencia artificial en un futuro no tan lejano,
sustituyen y mejoran la compañía humana en un efecto llamado hiperrealismo, aquello artificial
mejora lo natural. Ello enlaza con un problema global que se quiere ir tapando por interés comercial
muy lucrativo de las industrias de la pornografía. Una silenciada plaga está campando globalmente
y la OMS acaba de ponerla en su punto de mira tan solo hace un par de años, la adicción al sexo,
que es lo mismo que a la pornografía y la masturbación.

Quizás con el tiempo se entrará en esa distopía, en una realidad virtual donde los unos y ceros
satisfagan sexualmente mejor y muchísimo más económica y fácilmente el deseo sexual y la necesidad
de socializar propia de criaturas inferiores a los nuevos robots cuya inteligencia artificial superará
con creces a cualquier ser parido o creado mediante fecundación in vitro. Para qué nos necesitarán
luego las máquinas cuando sean capaces de reproducirse y evolucionar mejor de lo que hemos hecho
los seres humanos en millones de años? Quizás permitan la subsistencia de la raza como generadores
de una energía eléctrica limpia que somos. Creo que esto me suena a alguna saga de películas
de ciencia ficción de culto (sí, "Matrix"!). 

Pero eso es ir demasiado lejos, en el futuro inmediato, que es el que seguramente nos afectará
a los hombres que ahora andamos sobre la faz de la tierra. Previsiblemente, el teletrabajo, la compra
por internet, las redes sociales cibernéticas, la realidad virtual, ... hacen que el contacto entre humanos
se vaya a ir dando cada vez menos, escaseará cada vez más el contacto humano, el innecesario
desarrollo de las habilidades sociales y los valores humanos tradicionales que hace tiempo se han ido
por el retrete del relativismo y la modernidad.

La tendencia social , la búsqueda de la mejora de "calidad de vida", que antepone el confort del
individuo al sacrificio altruista o no pero por una buena causa, la huida de cualquier sufrimiento,
compromiso u obligación impuesta, hace que las parejas más osadas tengan solamente un hijo,
prefiriéndose la mascota dócil y obediente a la descendencia. Estos hijos únicos acaparan toda
la atención de unos esforzados padres que lo colman de todo capricho que se le antoje,
sobreprotegiéndolo en demasía. El caldo de cultivo perfecto para el aislamiento hikikomórico. 

Hikikomori es un término japonés para referirse al fenómeno social que consiste en personas apartadas
que han escogido abandonar la vida social; a menudo buscando grados extremos de aislamiento y
confinamiento, debido a varios factores personales y sociales en sus vidas del futuro cercano.
Los hikikomori duermen durante el día y ven la tele o juegan a videojuegos por la noche, sin salir
nunca de su habitación o de su casa. Sería el ni-ni hispánico evolucionado a Superguerrer
(Son Goku dixit)(N.T. Supersaiyajin???! En serrrio???!) y quizás siguiendo una  dieta con más arroz.

Nos dirigimos a velocidad de crucero a la soledad de toda la humanidad. Cuanto más desarrollamos
la tecnología, más solos estamos y surgen más problemas psicológicos derivados de mudar de
ser social a asocial, cuando no antisocial, en la soledad. Por eso es un gran negocio la construcción
de pisos de una sola habitación, o dos a lo sumo, que es la tendencia arquitectónica de
los últimos quince o veinte años.

En la foto, una imagen de soledad evocada.