dimecres, 1 de juliol del 2020

AGOSTO

Se acercan las vacaciones estivales para los que aún en agosto estamos en la zanja picando piedra. "Ya queda menos!", nos consolamos algunos trabajadores que no lo somos tanto, igual porque es viernes siento un solaz bienestar explicado por la inminencia del fin de semana. Uno necesita el descanso prolongado para poder acumular fuerzas para el óptimo rendimiento en todos los ámbitos. Levantarme a las seis de la mañana no me gusta nada, de hecho lo odio. Si no fuese por los madrugones y una serie de cosas más, no me importaría ir a trabajar, sobre todo si a final de mes llega una dádiva en forma de nómina, pero mucho más placentero recibir el monto salarial sin tener que sudarlo. Hace mucho calor en la calle, y el centro histórico dónde trabajo está inundado de rosados turistas que estorban la senda y perturban la vida al desgraciado residente autóctono, siempre beneficiario de todos los perjuicios y nunca de los beneficios de este turismo de masas tan balear. Pero los días de asueto, descanso y regocijo ya se otean por el horizonte. Esperando todo un año y ya están a la vuelta de la esquina, pardiez! Hay quien necesita un merecido descanso de sus vacaciones, que se las pasan todo el día haciendo cosas, así llegan solaces a su puesto de trabajo más cansados de lo que se fueron. Relax, estoy en una edad en la que el cuerpo (y la mente) solo me piden confort, calma y sosiego. Es necesario no acomodarse en ese sofá pues el cuerpo necesita actividad, estar activo para un sano bienestar, pero como decía mi entrenador, todo gran ejercicio viene precedido por un gran descanso.

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